Más allá del fuego

Las Fallas del Pirineo son, por sí mismas, una excusa perfecta para visitar la zona oriental de la cordillera pirenaica, tanto en Huesca como en Cataluña, en Francia y en el Principado de Andorra.

Una fiesta ya declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que nos habla de un territorio vivo donde se fusionan el arte y el patrimonio, la naturaleza y la gastronomía, entre otros.

Por eso, apuntamos en este apartados algunas pinceladas de lo infinito de estas tierras, atractivas por sí mismas en cualquier momento del año.

Huesca

Valle de Ordesa, Aragón
Valle de Ordesa, Aragón

Las comarcas de La Ribagorza y el Sobrarbe son perfectas para disfrutar de la naturaleza. Entre ambas, concentran un Parque Nacional (Ordesa) y uno Natural (Posets-Maladeta).

Este último alberga la mayor concentración de tresmiles de todo el Pirineo. Una naturaleza que ofrece a los visitantes decenas de posibilidades. En invierno, la reina es la nieve, con oportunidades para practicar deportes blancos en la la estación de Aramón Cerler (alpino) o en los Llanos del Hospital (fondo). Además, decenas de kilómetros de senderos balizados permiten conocer estas tierras a pie, en bicicleta o a caballo.

A todo ello se suma la versión ‘deportes de aventura de agua’ para conocer estas zonas. En La Ribagorza, los ríos Ésera, Isábena y Noguera Ribagorzana; en Sobrarbe, el Cinca y su afluente el Ara (el único virgen, sin regularización alguna en toda la provincia). Descensos entre paisajes impresionantes que también otorgan los pantanos de Barasona, Mediano y El Grado.

En cuanto al patrimonio, esta tierra es rica en arte medieval. En Sobrarbe, la joya de la corona es Aínsa, que conserva una plaza porticada, castillo y un casco antiguo como si no hubieran pasado los siglos. Sin dejar el medievo, no hay que perderse lugares como Montañana, en La Ribagorza, o múltiples iglesias en esta comarca, como el monasterio de Obarra o la catedral de Roda de Isábena.

Por supuesto, una de las mejores formas de conocer un territorio es su gastronomía. Cabe destacar en La Ribagorza, el papel cada vez más importante que está adquiriendo la trufa negra; no en vano, su capital, Graus, acoge un mercado nacional en campaña. Un hongo que adereza múltiples platos tradicionales, dándoles un toque único. Los embutidos también gozan de una gran tradición en la zona, incluidos otros productos derivados de las tradicionales ‘matacías’ del cerdo, como las chiretas.

Cataluña

Pueblo de Taüll, Vall de Boi, Cataluña .
Pueblo de Taüll, Vall de Boi, Cataluña .

Patrimonio y cultura se dan la mano en el Pirineo catalán, con joyas como las iglesias románicas de la Val d’Aran o el conjunto del Vall de Boí, declarado Patrimonio Mundial gracias a imprescindibles edificios como los de Taüll, Barruera, Erill la Vall y Durro.

La Vall de Boí también destaca en el ámbito de la naturaleza, pues alberga el único Parque Nacional de la comunidad autónoma, Aigüestortes, con su impresionante concentración de más de 200 estanques, ríos y barrancos y montañas que superan los 3.000 metros de altitud. El esquí también está presente en varios puntos, con Baqueria Beret en la Val d’Aran y el resort Boí-Taull en la Vall de Boí.

Para practicar senderismo y disfrutar de rutas paisajísticas, son excelentes lugares la comarca de la Berguedà o el Pallars Jussà, con puntos como el desfiladero Montrebei-Montsec, conectado por una impresionante pasarela.

En cuanto a la gastronomía, no faltan restaurantes y fondas donde degustar una variada dieta montañesa. Cabe mencionar platos típicos, como la olla aranesa; y el ‘moixernó’ o las patatas enmascaradas en Berguedà.

Andorra

Iglesia de Sant Esteve. Andorra la Vella, Andorra
Iglesia de Sant Esteve. Andorra la Vella, Andorra

Conocido por su condición de ‘país del Pirineo’, Andorra se enclava entre montañas con propuestas variadas. En el ámbito de naturaleza, no cabe duda de que un territorio en pleno Pirineo permite disfrutar de ella en toda su expansión.

Hay previstas rutas y la nieve es un elemento imprescindible, que se puede disfrutar en alguna de sus estaciones: Grandvalira, Vallnord o Naturlandia. Esquí, raquetas, senderismo… Las posibilidades son infinitas. Para descansar y relajarse, uno de los puntos más deseados es el centro termal de Caldea, con zonas de baño, fitness y descanso bajo impresionantes cúpulas de cristal.

En el ámbito cultural, cabe destacar diversos museos, como el del Tabaco (en Sant Julià de Lòria), el Automóvil (en Encamp), el Cómic (La Massana) o el Etnográfico Casa Cristo (en Encamp). El arte románico también abunda en el Principado, con joyas como las iglesias de Santa Coloma (Andorra), San Miquel d’Engolasters (Escaldes-Engordany), San Joan de Caselles (Canillo) y San Martí de la Cortinada (Ordino).

Las compras siguen siendo uno de los principales atractivos del Principado de Andorra. Especialmente en su capital se puede encontrar una amplia oferta de productos de todo tipo, en centros comerciales, joyerías, perfumerías, electrónica, deportes y tiendas para gourmets. Todo un mundo para los amantes de ‘shopping’.

Francia

Saint Elix le Château ; Comminges.
Saint Elix le Château ; Comminges.

La zona de Luchon destaca por sus termas, con orígenes en el Imperio Romano y con túneles subterráneos que acercan a las profundidades de la montaña. Un lugar excelente como punto de partida para disfrutar de todos los encantos de la zona.

Así, cabe destacar el patrimonio, con edificios Belle Epoque en la propia Luchon o monumentos de interés como la iglesia de Cazeaux de Larboust, la capilla de Saint-Etienne en Bagneres de Luchon y otros templos como los de Benqué, Jurvielle, Trébons, Bourg d’Oueil, Saint-Aventin y Oô.

En cuanto a la naturaleza, los Pirineos vuelven a ser un lugar mágico para descubrir de mil maneras: andando a través de los senderos, en bicicleta de montaña o de carretera, recorriendo las aguas bravas o con desde el aire. Además, son imprescindibles puntos naturales como el Lac de Badech, el Valle de Lys, el lago de Oô o las cascadas de Juzet y Sidonie.

La gastronomía en el sur de Francia es rica y variada. Tanto si se prefiere comer en poco tiempo como si se prefiere sentarse y disfrutar de elaboradas recetas, todo es posible. Solo hay que sentarse y decidir si se desea degustar un plato contundente o algo un poco más ligero. Los muchos mercados tradicionales permiten hacerse a la idea de la citada variedad: trufas, uva, quesos y patés son solo ejemplos de lo que se puede descubrir en esta zona.