Lugares en Cataluña
En la Val d’Aran, la Festa deth Haro de Les se vive en tres tiempos: ‘Shasclada’, ‘Quema’ y ‘Quilhada’.
La Festa de las Shasclada se celebra un domingo de primavera, cuando se prepara el tronco de abeto de 10-12 metros con cuñas para que se seque bien. El centro de la tradición llega el 23 de junio, con la Quema del Haro. Plantado en la plaza y con una imagen de San Juan Bautista en lo alto, el Haro se prende. Y mientras arde, los jóvenes hacen volar sobre sus cabezas ‘es halhes’, una especie de antorchas elaboradas con corteza de cerezo tranzadas sobre un hilo de hierro. Todo al ritmo de la música y las danzas tradicionales.
La última fase de la fiesta es el paso primordial para comenzar con el rito al año siguiente. Se trata de la ‘Quilhada’, que tiene lugar el día de San Pedro (29 de junio), cuando se planta el tronco de abeto que arderá en la siguiente Quema.
En Arties, la noche del 23 de junio llega la ‘Crèma deth Taro d’Arties’, fiestas mayores de la localidad. Un tronco de abeto se carga un mes antes desde el bosque hasta el pueblo y lo preparan con grietas para se seque bien y arda mejor. Cuando se prende, el Taro es arrastrado por las calles del pueblo, entre música y vítores, saltado de un lado para otro por los participantes en la fiesta. El recorrido finaliza frente a la casa del alcalde, con el Taro hecho cenizas que son esparcidas por las calles del pueblo para purificar y alejar a los malos espíritus.
En la comarca barcelonesa de Berguedà, dos localidades celebran la fiesta del fuego, con la particularidad de hacerlo en el solsticio de invierno, el 24 de diciembre.
En ambas se llama ‘Fia-Faia’ y comparten algunos elementos comunes. En Bagà, al atardecer un grupo de fallaires se desplaza a la montaña (el Siti), donde encienden la hoguera que alimentará todas las fallas de la fiesta. Al anochecer, trasladan este fuego hasta el pueblo con antorchas, elaboradas con una hierba abundante en el lugar y dejada secar desde principios de mes. Ya en el pueblo, con todos los vecinos con su falla, el fuego recorre las calles hasta la plaza Porxada, donde transcurren juegos de fuego y una danza al son de este canto: “Fia-Faia, Nostre Senyor ha nascut a la paia” (Fia-Faia, Nuestro Señor ha nacido entre paja).
En Sant Julià de Cerdanyola, la fiesta comienza en el atardecer del 24 de diciembre, cuando, al son de las campanas, los participantes se concentran en la plaza. Los fallaires descienden de la montaña con las antorchas que prenden las fallas (hierbas atadas alrededor de un palo o tronco, preparadas la noche de antes) de todos. Son las siete de la tarde y la plaza queda exclusivamente iluminada por estas fallas y las chispas que lanzan al ser giradas mientras se canta: “Fia-Faia, Nostre Senyor ha nascut a la paia” (Fia-Faia, Nuestro Señor ha nacido entre paja). Finalmente, los restos de las fallas se agrupan en medio de la plaza, saltando sobre las cenizas como símbolo de renovación y purificación.
En la comarca de Pallars Sobirà, destaca la celebración de fallas en dos poblaciones: Alins e Isil.
En Alins, la tradición se recuperó hace más de 30 para la noche del 23 de junio. La falla mayor se planta unos días antes en un extremo de la plaza, con cortes para que seque bien y arda mejor. Los fallaires mayores, después de la cena, parten al son de las campanas hasta la ermita de San Quirc, a unos 20 minutos del pueblo. Ahí, encienden las fallas y, después de un espectáculo de fuegos artificiales, comienza el regreso al pueblo. En la entrada, les reciben con música y, de nuevo en la plaza Mayor, prenden la falla mayor, dando lugar al baile tradicional y al reparto de coca y vino.
La fiesta de las Falles d’Isil se ha mantenido a lo largo de los siglos. La preparación se inicia en mayo, cuando se escogen los pinos que se convertirán en la falla mayor y en el resto de antorchas de 1,5 metros, aproximadamente. Tras agrietarlas e incrustarles trozos de madera, se dejan agrupadas en vertical alrededor de la falla central. La Falla Mayor se planta en la plaza Mayor de Isil, donde también se deja pelada y agrietada para que se seque bien.
El 23 de junio, los falleros se desplazan por la tarde a recoger las fallas y llevarlas hasta el Faro, la hoguera que servirá para prenderlas y de donde parte el recorrido campo a través, formando un serpenteante camino con más de una hora de duración. Un claro antes de llegar al pueblo sirve para concentrar a todos los participantes, que continúan su recorrido por todas las plazas de Isil al son de la música. En la plaza Mayor, al pie de la gran falla, tiran todas sus antorchas a una hoguera en torno a la que se bailan danzas tradicionales.
En la zona del Pallars Jussà, la Baixada de Falles tiene lugar el día 23 de junio en La Pobla de Segur y La Pobleta de Bellveí.
Los actos transcurren muy paralelos en ambas poblaciones. En La Pobla de Segur, las antorchas encendidas son bajadas en procesión por los solteros desde la cercana montaña de Santa Magdalena. Cuando llegan al pueblo, les esperan con coca y vino. Tras una parada en la iglesia, para realizar una ofrenda y adoración a la Virgen, finaliza la fiesta con el baile de la sardana.
En la comarca de la Alta Ribagorça hasta diez pueblos conmemoran el solsticio de invierno con la Baixada de Falles, entre mediados de junio y mediados de junio.
Así, la primera cita está en Durró, sobre el 15 de julio; seguida por Senet, Barruera, Boí, Casós, El Pont de Suert y Vilaller; y para finalizar, ya en junio, Erill la Vall, Taüll y Llesp.
El ritual no varía demasiado de una población a otra: la montaña es el punto de partida del recorrido que hacen los falleros. Las antorchas, de unos dos metros, son prendidas en el faro y siguen el camino guiadas por el ‘fadrí major’, creando una espectacular serpiente de fuego. En el pueblo, van recorriendo las calles, purificando de malos espíritus cada rincón.
Cabe destacar las diferentes fallas elaboradas en el lugar. Los ‘rentiners’ están elaborados de una sola pieza; las fallas de palo constan de trozos de tea de pino enganchadas a un palo de fresno con alambre y clavos; y las de Vilaller son únicas, con forma de pirámide invertida, atada con alambre y rellena de teas.